viernes, 23 de marzo de 2012

Energía Renovable en Nicaragua: Un reto de Gobierno, una oportunidad de Nación.


Energía Renovable en Nicaragua: Un reto de Gobierno, una oportunidad de Nación.


Marcelo Gutiérrez Franco*


La Constitución Política en Nicaragua, posee dos artículos en donde se establece claramente la relación entre el Estado y la sociedad civil, obligaciones y derechos con lo que respecta a la preservación de la naturaleza y uso sostenible de los recursos que pueden ser aprovechados.  

·         Art 60: “Los nicaragüenses tienen derecho a habitar en un ambiente saludable; es obligación del Estado la preservación, conservación y rescate del medio ambiente y de los recursos naturales”.

·         Art 102: “Los recursos naturales son patrimonio nacional. La preservación del ambiente y la conservación, desarrollo y explotación racional de los recursos naturales corresponden al Estado; éste podrá celebrar contratos de explotación racional de estos recursos, cuando el interés nacional lo requiera”.

Un país que solamente posee aproximadamente 130,000 km² de territorio y que cuenta con una importante cantidad de recursos hídricos (dos grandes lagos, numerosas lagunas cratéricas, gran cantidad de caudales de ríos, sistemas lagunares, deltas, etc.) capaz de abastecer nominalmente varias veces la cantidad de su población total. Extensos bosques y selvas, una amplia biodiversidad y numerosos volcanes y paisajes naturales sorprendentes; entre muchos otros recursos naturales.
 
A pesar de ello, el país se encuentra entre los países más empobrecidos de las Américas y del mundo, inclusive.

El deterioro medioambiental, extendido a lo largo de su historia, desde su redescubrimiento por los españoles y un modelo agro exportador insostenible (deforestación, contaminación de los recursos hídricos, mal manejo de los desechos sólidos, tráfico de fauna, avances de la frontera agrícola y ganadera, etc.) ha generado altos grados de vulnerabilidad socioeconómicos, causando así hambrunas, incremento de los índices de pobreza, daños incalculables por el cambio climático; afectando mayormente a los(as) ciudadanos con menores ingresos económicos.
Un ejemplo notorio de ello es entre el período: 1950-1990. La superficie de bosque latifoliado pasó de 7.1 millones de hectáreas (55 % del territorio nacional) a unas 4.3 millones de hectáreas. Actualmente, se estima en unas 3.8 millones de hectáreas, ubicándose en la costa Caribe aproximadamente 3 millones de hectáreas de bosque del trópico húmedo[1]
El ritmo de la deforestación en el territorio nacional se ha estimado en unas 150,000 hectáreas por año y se ha mantenido con la excepción de la década del ochenta, en que gran parte de las áreas boscosas fueron escenario de guerra. Según estimaciones técnicas, si el ritmo de la deforestación se mantiene a ese nivel, el país agotaría sus bosques tropicales en unos veinticinco años[2]


Existe una intrínseca relación, entre el desarrollo de políticas ambientales de los gobiernos nacionales (una eficaz aplicación), el involucramiento de la sociedad en su conjunto, empresas privas y organizaciones de apoyo internacional al desarrollo y el desarrollo humano sostenible[3], capaz de aumentar el bienestar social, ambiental y económico, haciendo uso de manera sostenible de los recursos naturales y conservando y/o restaurándolos.  

En la coyuntura actual (mundial-nacional-local) es evidente el incremento de los precios de los alimentos y según aseveran expertos en la materia, es difícil su disminución en precios, sino todo lo contrario.  Por lo que recomiendan a los jefes de Estados y sus instituciones, la necesidad de crear estrategias holísticas que reduzcan sus impactos, primordialmente dirigido a ciudadanos con escasos recursos económicos.
El incremento en los precios de los alimentos es, entre diversas causas, a la volatilidad y aumento de los precios del petróleo, principal base energética de producción del mismo, que afecta de manera drástica a los pequeños y medianos productores
Una de las estrategias sostenibles es el cambio de la matriz energética, impulsada mayormente por petróleo hacia la producción de energía eléctrica con métodos alternativos. 

Nicaragua es un país que, comparando al resto de la América continental, es uno de los que consume menos energía eléctrica.
La matriz energética del país ha sido tradicionalmente impulsada en base al consumo de combustibles fósiles (derivados del petróleo) para satisfacer las necesidades básicas de consumo.
Precisamente enmarcándonos en este tipo de producción, Nicaragua ha contado con frustrantes experiencias. Durante el período del ex presidente Enrique Bolaños se suscitó una crisis económica internacional (inclusive el aumento vertical de los precios del petróleo) en aquel momento afectó considerablemente la generación, compra y distribución de la energía eléctrica. Como resultado: apagones de hasta 8 horas era una constante en el país.

El gobierno presidido por Daniel Ortega Saavedra, define al concepto de desarrollo humano como un componente de su actual gobierno, expresando en el incremento de las oportunidades y capacidades de las personas, garantizando el respeto efectivo de sus derechos y libertades. En este sentido desde el ámbito social, el desarrollo humano es mucho más que la formación de “capacidades” mediante mejoras en la salud o en la educación, es también ofrecer y garantizar desde la institucionalidad del Estado el conjunto de oportunidades necesarias no solo para garantizar la supervivencia y la vida sino también para el ejercicio efectivo de las libertades para la realización plena del ser humano. [4]
Un reto propuesto por el actual gobierno fue la estabilización energética y la sustitución de la matriz energética (Al 85% al 2015), cambiando la producción de la misma a base de derivados de petróleos por energía renovables tales como la energía eólica, biomasa geotérmica, solar e hidroeléctrica y garantizando el mercado local.
Entrando y ampliando las oportunidades de inversión por parte de empresas privadas y del mismo Estado.
El esfuerzo lo considerado de vanguardia, los avances son constantes aunque igualmente se ha desarrollado la producción a base de petróleo con la entrada de plantas generadoras, un ejemplo la de Corinto y Masaya.

El balance energético de Nicaragua en 2010 (M.E.M. 2010) mayoritariamente es hacia la energía residencial (48.1%), el transporte (25.7%) y como tercero la Industria (12.7%). Dependiendo en el 66% de la generación de energía por bunker (MEM)
Según estimaciones del Ministerio encargado, Nicaragua posee la capacidad de generación de energías renovables en 4,500 MW, aunque su capacidad instalada es de 258 MW, aprovechando solamente el 6%.
Aunque es el país que con ha presentado el mayor crecimiento de su capacidad de generación renovable en la región, sigue siendo el último en las estadísticas (CEPAL- Estadísticas del Subsector Eléctrico, 2010.)
Tal oportunidad debe de seguirse potenciando. Esta política sobrellevaría más que una disminución de los precios de la producción a la estabilización de los precios de los alimentos. Impulsando conjuntamente a cambio de la matriz, al desarrollo de políticas que garanticen la soberanía alimentaria. (Disponibilidad alimentos, consumo, acceso físico, social y económico y aprovechamiento biológico bajo condiciones de calidad e inocuidad[5]) Además de establecer empleos directos, captando personal especializado e incentivando en el sistema de educación superior la especialización en la materia.  
Al mismo tiempo, creando la capacidad no solo de abastecer al sistema de electricidad nacional sino comercializándola a países vecinos mediante el sistema Centroamericano de distribución energética. Lo que conllevaría a la atracción de divisas y el aumento del PIB nacional, al mismo tiempo que el país importaría al menos el -50% de petróleo que actualmente consume.  


En el contexto mundial, a partir de la cumbre de Río bajo la (Resolución 64/236 de diciembre 2009) de las Naciones Unidas, se acordó a nivel mundial la búsqueda de la sostenibilidad y de la creación de una “economía verde”. Acuerdos que nuestra nación adoptó.
Esto como parte de la reducciones sustanciales de cada nación en el consumo y emanaciones de CO2 y evitar sistemáticamente el progreso y la creación de medidas adaptativas ante el cambio climático global. 
La “economía verde” debe de apostar hacia un nuevo modelo de desarrollo. Un ejemplo de ello es la reducción de la energía eléctrica y la generación de la misma a base de métodos alternativas de generación. [6]






[1] CRIES. (2000). Gobernabilidad Democrática y Seguridad Ciudadana en Centroamérica. El caso de Nicaragua. Managua, Nicaragua. Andrés Serbin y Diego Ferreyra, Compiladores.
[2] CRIES. (2000). Gobernabilidad Democrática y Seguridad Ciudadana en Centroamérica. El caso de Nicaragua. Managua, Nicaragua. Andrés Serbin y Diego Ferreyra, Compiladores.
[3] Concepto desarrollado por el PNUD
[4] Gobierno de Nicaragua (2008). Plan Nacional de Desarrollo Humano. Managua, Nicaragua
[5] MAGNOR (2009), Política de seguridad y soberanía Alimentaria y nutricional Desde el sector público Agropecuario y rural.
[6] Gobierno de Nicaragua. Conferencia Internacional RIO 12, Feria Latinoamericana de energía Renovable. Granada, Nicaragua 2012.

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